
Caminaba por la Rue Oberkampf un miércoles a la nochecita en busca de una baguette. Pasé por una especie de bar diminuto en donde ví a un chico tocando el piano. Me quedé un rato escuchando y seguí porque iba a cerrar la panadería.

Fat Cat
Volví a pasar por el bar con la baguette y pensé: No importa que llueva, es nuestra última noche en Paris y podríamos venir más tarde a tomar una copa a este lugar. Así fue.
Al bar por unas copas
Cuando llegamos había un señor tocando la guitarra y cantando blues. Nos pedimos unas copas de vino. El mini lugar se iba llenando de gente y creo que envalentonada por la copa de vin blanche me acerqué a la barra a preguntar cómo había que hacer para cantar ahí.
El encargado del bar me dijo que debía enviarles el material por mail y que ellos evaluarían si podíamos tocar o no…
Hoy es mi última noche en Paris, le dije. Un chico que estaba en la barra se unió a la conversación y dijo: -Entonces por qué no cantás ahora?. -Claro, me dijo el encargado!
En una fracción de segundo ya estaba arrepentida de todo pero no me quedaba otra.
Fui hasta la mesa y le dije a G: si querés tocar, es ahora o nunca!
G se sentó al piano, yo acomodé el pié de micrófono y empezaron a sonar los primeros acordes de Don’t know why de Norah Jones.
Cuando terminó la canción vino un aplauso hermoso y un grupo de franceses coreaban desde una mesa “Un autre, un autre” (otra, otra)
En un francés súper tímido los saludé, les conté que éramos argentinos y que estábamos muy agradecidos por la oportunidad de cantar en ése lugar.
No tengo videos, ni hay fotos (las que están don de la página de Facebook del bar).
Sólo quedó la experiencia y este recuerdo que me acompañará para siempre.
Bar Fat Cat, 156 Rue Oberkampf, París
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Romi T
🙂
Hoy, mas que nunca, recordar a Charles Aznavour***
Venecia, sinti ***